Con información del INEGI, la inflación se ubicó en 4.78% anual en la primera quincena de junio, mientras el rubro subyacente (que excluye frutas, verduras, pecuarios y energéticos) en 4.17%.
Si bien los datos representan un modesto rebote en un comparativo anual, las últimas lecturas mensuales muestran señales claras de progreso. Los últimos dos meses la inflación general ha presentado lecturas por debajo del 4% anualizado, mientras el componente subyacente acumula tres meses por debajo de ese umbral que es el límite superior del rango aceptable para Banxico (3 % más/menos 1).
La inflación anualizada a 3 meses es de 3.7 y 2.9% respectivamente para el rubro general y subyacente. En el último mes es de 2.7 y 3.1% anualizada.
Gran parte de esta tendencia se debe a los servicios (excluyendo vivienda y educación), que en los últimos tres meses solo han aumentado 2.9% anualizado, cuando en meses previos superaban el 5 o 6%.
Estas lecturas están en sintonía con el objetivo del 3% de Banco de México y abre la puerta para baja de tasas de interés en el segundo semestre de este año, si es que la desinflación continúa y la volatilidad cambiaria cede.
Por el momento el mercado no espera que Banxico ajuste la tasa en la reunión de política monetaria de esta semana, pero de mantenerse la inercia de la inflación de los últimos meses es muy probable que retornen las bajas de tasas en agosto.
El escenario para las tasas del 2025 dependerá del riesgo país, que reflejará las condiciones políticas internas, el resultado de las elecciones en EEUU, la dinámica de las finanzas públicas, y la situación de Pemex.
La evolución de los salarios y la volatilidad cambiaria serán factores que Banxico mantendrá en el radar de las decisiones sobre las tasas.
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